Como cada año, el próximo jueves 8 de Julio, con el favor de Dios, el Presbiterio de Morelia peregrinamos a la Basílica de María Inmaculada de la Salud, en Pátzcuaro, Mich., para expresar a nuestra Madre el amor filial y sincero agradecimiento por su maternal presencia e intercesión.
Este año nuestra peregrinación tiene motivos particulares de gratitud: daremos gracias por la nueva encomienda que el Papa Francisco le ha pedido a Mons. Víctor Alejandro Aguilar como V Obispo de Celaya y ante Nuestra Señora de la Salud agradeceremos como presbiterio su servicio a la Arquidiócesis de Morelia y pediremos gracia y bendición para su ministerio en Celaya. De la misma manera que hace 25 años en esta celebración, me tocó dar gracias y despedirme, en esta ocasión daré gracias a Dios y a la Virgen de la Salud por mis Bodas de Plata Episcopales; también invito a todos los sacerdotes a expresar la fraternidad sacerdotal y pedir a la Santísima Virgen María de la Salud su bendición y protección para continuar nuestro ministerio con renovada esperanza evangélica. A todos aquellos sacerdotes que no puedan asistir presencialmente, los invito a seguir en vivo la trasmisión por Facebook: Arquidiócesis de Morelia.
Peregrinemos como presbiterio a los pies de la Virgen para que ella nos impulse a seguir fuertes, aún en este tiempo de pandemia, para que proteja y bendiga a nuestras comunidades de fe y nos dé fuerza para seguir en el servicio y amor a los pobres, ser constructores de una nueva sociedad de armonía, amor y paz. El testimonio del Venerable Don Vasco de Quiroga y la protección de Nuestra Señora de la Salud nos piden comprometernos como pastores para que nuestros pueblos reflejen la grandeza de su dignidad humana, su capacidad creativa y su fe cristiana que transforman nuestras raíces, nuestra cultura y tradiciones para conducirnos a construir una sociedad artífice de paz. Los espero en Pátzcuaro a los pies de nuestra Señora de la Salud.

VACACIONES DE VERANO, TIEMPO DE DESCANSO Y ENCUENTRO
Con el mes de julio llegaron las vacaciones de verano que, además de ser un tiempo para tomar el sol, conocer lugares y divertirse, son una gran oportunidad para cultivar la amistad, la buena voluntad, la familia y la fe.
Este periodo de descanso, aún en tiempo de contingencia, es también una oportunidad para hacer una revisión profunda de nuestras vidas, para la meditación y la reflexión, en el silencio y la escucha, entrando en contacto con la naturaleza.
Los invito a ver las vacaciones como tiempo importante de nuestra existencia, tiempo para interrumpir el ritmo de la vida ordinaria, tiempo que nos descansa física y espiritualmente, y que nos ofrece la posibilidad de recuperar los aspectos más profundos de la existencia y del quehacer humanos.
En los momentos de descanso, y en particular, durante las vacaciones, el hombre está invitado a tomar conciencia de que el trabajo es un medio y no el fin de la vida, y tiene la posibilidad de descubrir la belleza del silencio como espacio en el que se reencuentra consigo mismo para abrirse a la acción de gracias y a la oración.
Pido a Dios que todos sepan aprovechar este tiempo de descanso, redescubriendo su dimensión contemplativa y espiritual. Que en este periodo de descanso descubramos las huellas de Dios en el ciclo que se cierra en nuestras vidas. Que sean días para renovar la vida y nuestras relaciones de amistad y de familia.
En Cristo, nuestra paz
+ Carlos Garfias Merlos
Arzobispo de Morelia Vicepresidente de la CEM Vicepresidente del CIM Presidente del CMCPR