P. Agustín Celis.

El Adviento, es un tiempo que ofrece, diferentes caminos que nos alientan para desarrollar y vivir actitudes interiores que nos ayudan para acoger la novedad del tiempo, sin perder la mirada a las dificultades actuales. Los tiempos que venideros, siempre vienen cargados de novedad, esperamos con alegría tiempos mejores, pero con desolación vemos las dificultades que nos acompañan día a día.

Es un tiempo para voltear a las necesidades de los que sufren, es una oportunidad para ver las dificultades de las familias pobres, voltear la mirada a los que sufren y necesitan ayuda. No podemos ser ajenos al sufrimiento de algunos hermanos, al contrario el tiempo del adviento nos impulsa a ayudar a los que sufren.

El tiempo del adviento, nos motiva a vivir con esperanza, con una actitud expectante pero confiada, con actitud expectante pero abierta al amor. Son tiempos con aires de incertidumbre, pero el adviento nos invita a tener una mirada más positiva, una mirada llena de fe hacia la realidad. ¡Cuántas dificultades hay en nuestras vidas!, pero sin importar lo grandes que puedan parecer, siempre surgirán caminos de esperanza, porque tenemos la certeza de ser amados y las capacidades para amar a otros, como Dios que siempre nos acompaña y nunca nos abandona.

Ante el desaliento que puede aparecer en nuestra vida y en nuestro camino de fe, tengamos siempre en nuestro corazón la certeza de que Dios camina a nuestro lado. No nos deja indefensos. Nunca perdamos la esperanza. No dejemos que se extinga en nuestros corazones. Dios es nuestra esperanza. Seamos también un signo de esta esperanza para los pobres

También es  un tiempo de alegría,  ésta es una actitud fundamental del tiempo del Adviento. Es una alegría que debe desbordar en cada persona, porque también es un tiempo donde se nos revela que Dios viene a consolar y animar a los pobres.

La alegría que vivimos en este tiempo, surge del interior de la persona y se desborda a los demás, con una actitud de apertura y gratitud. Es algo que surge de manera espontánea desde lo más profundo de nuestro ser, es algo que se da sin entender porque en este tiempo, sentimos el impulso de entregar parte de nosotros a la familia, a los amigos e incluso a los desconocidos.

Actualmente como sociedad estamos pasando momentos complicados, llenos de incertidumbre y desconfianza. Pero aun en medio de estas situaciones, la alegría del adviento, motiva a levantar la mirada y abrir los ojos a la alegría que se desborda en los rostros de los demás.

La alegría surge por la acción de Dios, en nuestra vida ya que observamos que todo empieza a prepararse para la navidad. Esta alegría debe ayudarnos a comprender que el adviento, lo llevamos encarnado en nuestra espiritualidad, y se actualiza cada vez más nuestro deseo de vivir despojados, al servicio de los más vulnerables y descartados por la sociedad.