Por: Charly

Atrás han quedado los tiempos en que, el sueño de construcción de una sociedad más justa, de un país gobernado por la izquierda, dejó de ser un sueño para convertirse en proyecto realizable, en el 2018 Andrés Manuel López Obrado tomó protesta como Presidente de Mexico y desde entonces, el país ha iniciado un proceso de cambio lento, lento pero firme.

Tras elecciones fallidas, violencia, fraudes electorales y nula democracia, México sostuvo en el plano electoral a quien hoy representa al Ejecutivo como el opositor más férreo al régimen neoliberal encabezado por lo que él llamaba el PRIAN, quien no dudó, en los momentos más complicados, incluso recurrir a tácticas de protesta y resistencia civil radicales.

Obrador y el MORENA buscaban darle voz a quien no la tenía, debatir con los poderosos, demostrar lo equivocados que estaban los regímenes neoliberales al priorizar el dinero sobre él la persona, el “cochino” sobre la honestidad. Ese era nuestro papel, esos éramos nosotros, ese era quien hoy es presidente.

Tras la sentencia emitida por el Tribunal Federal Electoral al respecto de la renovación de estructuras internas del MORENA, obligándole a llevar acabo esta medida por el formato de “encuesta telefónica”, muchos actores importantes del partido se han sumado, desde los que han estado en contra hasta los que ya se promocionan para ser encuestados, sin embargo un sector de la militancia y de simpatizantes no han descartado emprender acciones de protesta y resistencia civil como hace años lo hacíamos bajo la consigna de “voto por voto”.

Entender que ya no somos un movimiento y que no somos la oposición, es fundamental para plantear una ruta en torno al problema, sin embargo, para efectos prácticos, la movilización debe quedar descartada. Parte del proceso de profesionalización que el MORENA está viviendo debería recaer en la autocritica, ejercicio que se ha denostado y que, a diferencia de la movilización, en términos tangibles, sería implacable contra toda sentencia y contra embestida de los tribunales, pues, si de portarnos serios se trata, reconocer la culpa y la falta de oficio político entre las cúpulas de los grupos que se disputan el CEN sería lo más sano, buscando no repetir tal cuestión en el futuro, no hay mayor blindaje contra tribunales.

Buscar enemigo externos no ayuda, tampoco querer regresar el reloj, el MORENA debe dar ese paso a la política profesional y parte de ello es hacer, precisamente, política profesional. Mientras la militancia y las cúpulas no entiendan que, los enemigos están dentro y son ellos mismos, nuestro partido seguirá dando tumbos a nivel nacional, pues a nivel estatal estamos en construcción de una ruta que de facto nos lleve a ganar todo en el 2021 y ha mostramos cómo políticos de primera división y no como políticos de liga municipal, que no se nos olvide, ya no somos oposición.