Lic. Sergio López Melchor.

El próximo seis de septiembre se cumplirán veintiún años del inicio de actividades del Instituto Tecnológico Superior de Ciudad Hidalgo.

Nos proponíamos conseguir una institución de educación superior y conocíamos al Ing. Carlos Rojas Gutiérrez que era secretario de SEDESOL; funcionario honesto, enterado y muy accesible. Con él compartíamos la visión y valores del desempeño en la función pública y nos tenía en buena estima. Durante una gira, lo acompañamos a la Resinera Ejidal Lázaro Cárdenas. Al terminar el evento, iba Don Roberto Molina y caminando hacia el estacionamiento, pedimos al Ingeniero apoyo para “traer una universidad a Ciudad Hidalgo”. No le pareció tan buena idea; comentó que era mejor un tecnológico y explicó las razones. Al despedirse dijo que nos esperaba en México para darle seguimiento.

Pasaron casi dos años, era el catorce de junio del año dos mil, cuando el Ingeniero regresó a Cd. Hidalgo; esta vez como candidato a senador. Después de un acto en el Salón María Teresa en la Avenida Juárez, nos dirigimos hacia el estudio de TV Taximaroa y en el trayecto le recordé: “Ingeniero, la vez pasada nos comentó de un tecnológico”- “¿Qué pasó con ustedes? Les dije que los esperaba en México” – (se acordó)- Don Roberto le replicó: “La verdad Ingeniero, nos dio vergüenza porque perdimos”. Se refería a la elección municipal de noviembre de mil novecientos noventa y ocho, en la que ganó el Partido Acción Nacional. – “No. No tiene nada que ver una cosa con otra”- aclaró- “¡Los espero en México!”, dijo de nueva cuenta.  “¿Pasando las elecciones?”, preguntó Don Roberto. “ ¡No. Antes!”. Fue la indicación precisa. Llegamos a TV Taximaroa y en la entrevista que le hizo Medas, le reiteró la petición.  Ante las cámaras, se comprometió a apoyarnos, lo que confirmó en una cena que se le ofreció en el Hotel Ojo de Agua, frente a unas cien personas.

Pocos días después, el secretario de educación, Miguel Limón Rojas, recibió al grupo que acompañó a Don Roberto; había invitado también al diputado Sabino Padilla. No asistí, porque ese día cerramos campaña los candidatos a la diputación federal, pero supe que el secretario aclaró que no recibía comisiones de los estados, pero esa vez, lo hacía por recomendación de quien fuera su jefe y amigo, el Ing. Carlos Rojas. Les recibió la solicitud de un tecnológico que ahí mismo escribieron y ofreció analizarla.

Una semana después, conduciendo en Morelia, me dio su celular Don Roberto, al tiempo que dijo: – “contesta, va a hablar el Ingeniero Carlos Rojas”. – “!Don Rober!” –dijo efusivo- “habla Sergio, Ingeniero; Don Roberto no escucha bien, porque tuvo un pequeño problema de salud” – “Ah, mira, ya está autorizado el tecnológico, vayan a ver al gobernador”. Lo contactamos durante una gira por Queréndaro, iba también David González, Mundo Tinajero y algunos más.  El gobernador, que era el Lic. Víctor Tinoco, luego de la sorpresa, nos ofreció todo el apoyo.

A escasos días hubo elecciones y en esos comicios del mes de julio, el Ing. Carlos Rojas fue electo senador y el PAN ganó la presidencia de la República. Intuimos que la siguiente administración federal bloquearía nuestro tecnológico, por la cercanía con el de Zitácuaro. Era una carrera contra reloj y el Ingeniero Guillermo Gutiérrez, que era un eficiente colaborador, fue crucial en el éxito de esta misión. Contactó a la Maestra Cecilia Elizarrarás, Rectora de la Universidad Tecnológica de Morelia, quien nos instruyó paso a paso, cómo integrar el expediente y concluir con los trámites. Recomendó un despacho de Guanajuato, que cobraba cien mil pesos por hacer el estudio de factibilidad; con sutileza, logramos que el Ayuntamiento lo pagara. El ingeniero Gutiérrez se integró con los técnicos en jornadas exhaustivas y lo que pudo tardar meses, se hizo en pocas semanas. Fue un acontecimiento insólito, a menos de tres meses de solicitarlo, el ITSCH estaba iniciando clases.

El tiempo nos dio la razón. Nuestro tecnológico pronto superó la matrícula de los dos mil alumnos, ha destacado en certámenes académicos y deportivos y obtenido reconocimientos a nivel nacional, como uno de los mejores del país; además de ocupar primeros sitios en concursos internacionales. El éxito solo ha sido posible, gracias al apoyo del Patronato, a la empeñosa dedicación de los docentes y directivos y a su sindicato comprometido con las más nobles causas.  El Tecnológico Superior de Ciudad Hidalgo es un inconmensurable patrimonio de nuestro pueblo, que debemos cuidar y preservar para bien de la presente y las futuras generaciones.