Por: Lic. Sergio López Melchor.

Japón es la tercera economía mundial, solo superado por Estados Unidos y China; lo que sin duda, es debido fundamentalmente a su cultura, que privilegia como prioridades indeclinables:  el trabajo, el respeto, la honestidad, la constancia y la excelencia.
Cuando viajamos a ese país, apreciamos que el orden estaba presente en todo: en la organización social, en la puntualidad, la limpieza, en la circulación vehicular. Nos comentaron que un conductor novato, debía portar un distintivo, que le asegura el comedimiento y la consideración de los demás. Una falta grave, amerita hasta cinco años de prisión e incluso perder la licencia de manejo por siempre.
La comida es de buen gusto, abundante en vegetales y escasa en grasas. También comen bastante pescado, salvo que en ocasiones nos los sirvieron crudos y aún se movían. No los pudimos comer; al igual que la carne de equino, también sin cocinar.
Los empresarios japoneses que nos invitaron, habían venido a México interesados en productos agrícolas, destacando algunas frutas de Apatzingán, como melón, mango y limón. A partir de su visita a Cd. Hidalgo, vieron la posibilidad de fomentar el cultivo de hongos, que son de alto consumo en Japón; como el hongo shitake, que quiere decir, hongo de encino, de extraordinarias propiedades nutritivas y curativas; y el matsutake, hongo de pino, que lo tenemos en nuestros bosques de forma natural.
Durante la estancia en ese lejano país, pudimos constatar que nuestros productos alcanzaban precios exorbitantes, como el caso de un melón, que allá llegaba a costar en el supermercado el equivalente a trescientos pesos mexicanos. Esa realidad, representaba una gran oportunidad para exportar productos michoacanos; lo que hoy en día, con los avances tecnológicos y el comercio global, es una realidad. De igual manera, comprobamos que viajar a Japón por nuestra cuenta, era poco menos que imposible, debido a la disparidad de las dos economías, lo que ilustro con una anécdota:
Nos agendaron una entrevista con el Presidente Municipal de Fukuoka y pretendimos comprar una camisa blanca para usarla con traje, pero desistimos al ver los precios, al menos diez veces más caros que en México; por lo que nos presentamos a la solemne cita, con camisas a cuadros y corbata. Sin embargo, se nos quitó la pena al ver que el Presidente combinaba su traje con un par de deportivos tenis. Tal vez esa era la moda. Por lo demás, la entrevista fue muy cordial y con muchas caravanas, como es la costumbre al agradecer, al saludar o despedirse, en aquel país.
De lo más interesante resultó la visita a Beppu, una ciudad balneario ubicada en la isla de Kyushu, famosa por sus aguas termales y sus diez Jigokus (infiernos), que son manifestaciones geotérmicas que afloran como geiseres, pozas de lodo hirviente o pequeños lagos, con temperaturas de 50°C  a 99° C.  Algo parecido a lo que tenemos en Los Azufres. La enorme diferencia, es que allá aprovechan la energía geotérmica de manera integral y no solo para generar electricidad, lo que hacen desde 1924, en que se inauguró la planta geo termoeléctrica de Beppu, que además, era utilizada ya desde entonces, para proveer calefacción doméstica y cocinar en los restaurantes.
Pudimos apreciar que también era utilizado el calor geotérmico para ambientar grandes conjuntos de invernaderos y para operar cámaras de refrigeración.  Aprendimos que este tipo de energía, que además es renovable, puede ser una importante fuente de riqueza y generar miles de empleos.
Después de nuestro viaje, los japoneses estuvieron exportando por un tiempo, ejotes del municipio de Benito Juárez y hongos de nuestro municipio, concentrando la recolección de matsutake en el Rancho FIRA. También  promovieron el cultivo de Shitake, que aprovecharon muy bien las religiosas del convento de La Trapa, produciéndolo durante los siguientes cinco años.
Por mi Parte, pedí al director de la CFE, Ing. Rogelio Gasca Neri, que se viera la posibilidad de aprovechar la energía geotérmica de manera integral, como se hace en Japón y ordenó que se elaborara un diagnóstico que fue presentado públicamente en Los Azufres, con el título “Usos Industriales de la Energía Geotermica”.
Aún conservo una copia del documento, en espera de que algún ayuntamiento retome la gestión. Pueblo y sociedad tenemos un gran reto. El límite es nuestra imaginación.