En el Morena a nivel nacional las cartas ya están echadas, el tribunal mandató y nadie puede desobedecerle, ahora no se trata de querencias y/o gustos, se trata de cumplimientos y requisitos y en todos esos, una baraja de aspirantes a dirigir nuestro partido se hizo presente.

La posible resolución del tema nacional nos arroja certeza en el panorama local, pues aunque pareciera que no, las disputas también están a la orden del día y después de casi un año, la historia parece replicarse a escala menor.

El problema interno del Morena ha desnudado, de cuerpo completo, al partido y sus estructuras, sus comportamientos, sus discursos, sus alianzas y también sus tribus, las cuales por estatuto no deberían existir pero que sin embargo son las culpables del entrampamiento actual. El partido del presidente debe reformarse y es el momento justo de que el relevo llegue, el cambio en la forma de hacer política también es una de las metas del obradorismo y al parecer muchos de sus actores políticos no están en la misma sintonía.

Quienes históricamente se han definido como “los puros” y también históricamente han controlado las cúpulas del movimiento obradorista hoy se ven sesgados, rebasados por perfiles frescos ven como su inoperancia y falta de oficio, al igual que los errores de la compañera Yeidckol, les cuestan a ambos el mantenerse relegados en las encuestas, sin embargo, como lo dijimos antes, esta radiografía se interpreta sin mayor distingo en los escenarios locales, como es el caso de Michoacán.

Así como sus similes nacionales (con muchas diferencias), en Michoacán, quienes utilizaron lagunas legales y aprovecharon el momento de crisis para apoderarse del partido, al día de hoy, han cambiado de discurso y propuestas cómo cambian de ropa interior.

Los secuestradores del Morena en Michoacán se pronunciaron a favor de Ramírez Cuellar cuando Ramírez Cuellar proponía quedarse hasta el 2021 con la dirigencia previendo ellos hacer lo mismo, después de la sentencia en contra del Tribunal y hasta convocaron a una movilización que no tuvo eco y que fue ridícula con 25 asistentes afuera de las oficinas estatales del INE, después le hicieron hasta propaganda a Bertha Luján quién, al ver la marea, decidió hacerse a un lado de la contienda, entonces ahora, que el partido era asunto de militantes, pues optaron por hacerle campaña abierta a un personaje que no es militante del Morena pero que se anunció como aspirante a la dirigencia, Porfirio Muñoz Ledo.

Por si fuera poco, la caricatura no termina ahí, al tener dos candidatos a la dirigencia local, ahora que les ha quedado claro que habrá renovación, pues ya no tienen ninguno, porque pues uno ya se anunció, aunque todavía no sea momento, como candidato a la alcaldía y otro, aunque ni en Nayarit lo conocen, quiere ser candidato a gobernador, hoy con uno, mañana con otro, la dirigencia a conveniencia de los bolsillos de unos cuantos.

Exhibir esta clase de actitudes es tarea y labor fundamental del militante del Morena, pues quienes aspiramos a hacer política de otra manera y por eso nos señimos a los principios de nuestro partido no podemos permitir que la conveniencia de imponga sobre nuestros ideales, los golpeadores que han secuestrado nuestro partido en el Estado son un claro ejemplo de eso, se mueven para el lado que creen que mejor les acomoda en ese momento y aunque presumen jactarse de ser incorruptibles, los hechos rebasan sus dichos, al igual que la candidatura de Porfirio, los sueños guajiros de Oslvaldo Ruíz, Juan Pérez y José Albavera no son más que ejemplos de cómo el camino lo han hecho no al andar, si no al calor de las conveniencias, hoy amigos, mañana enemigos, la dirigencia nacional y estatal debe recaer en alguien que no reproduzca estos vicios y que entienda que tenemos la última llamada para llenar los zapatos de lo que representamos para la gente, su última esperanza.