P. Agustín Celis
Actualmente la sociedad, vive una serie de desafíos, que no ha sido fácil afrontar y que le exigen poner en práctica los valores recibidos. Sin embargo, los fenómenos sociales siguen poniendo en tela de juicio tanto a las instituciones, como a los mismos valores aprendidos en la familia.
Hoy en día encontramos un fenómeno social al ver como diferentes grupos humanos entran en conflicto al defender su postura ideológica, y hay un descontento entre unos y otros. Pareciera que la escala de valores hasta ahora promulgados así mundialmente, debiera revisarse y pensar si hasta hoy no se ha equivocado la sociedad, al definir así, como un valor lo que hemos aprendido. Por ejemplo: la vida, que es un valor social y sobrenatural, y hasta hoy se han perseguido a los delincuentes a los que le quitan la vida a otra persona, pero ahora pretendemos legalizar el deseo de una mujer de quitarle la vida a un ser indefenso, pretendemos legalizar el quitarle la vida a una persona adulta para que no sufra en los estragos de su edad.
Es importante mirar con detenimiento esta serie de fenómenos sociales, ya que muchos se ven envueltos en la incomprensión y algunos caen en lo aberrante de la vida, es decir en una serie de contradicciones.
La comprensión social, es la capacidad de una persona en comprender el punto de vista de los demás. La capacidad de comprender es algo positivo y bueno para la sociedad. Sin embargo, cuando representa una aberración social que contradice los valores humanos y que vulnera todo, incluso a las instituciones, consideramos que algo grave está pasando en la sociedad. Las minorías de pensamiento contradictorio pretenden poner en la escala de valores algunos antivalores y lo más grave es que pretendan someter a la sociedad y descalificar toda la historia de una sociedad o de un país.
La comprensión cada día es más necesaria, para no caer en la incomunicación en la que vamos cayendo en la sociedad. Sin embargo, para que las personas desarrollen esta capacidad debemos recurrir a una serie de habilidades humanas. Debemos preguntar antes de interpretar, tratar de entender lo que el otro siente, escuchar sus percepciones, respetando su manera de ser. Y si en todo esto vemos que está equivocado y podemos dar nuestro punto de vista para corregir aquella situación, tenemos el deber de ayudarle a salir de su ignorancia y de ayudarle a encontrar la verdad.