El cristiano debería distinguirse por una especial sensibilidad ante las necesidades de los demás, puntualmente de los más desprotegidos. Para enfatizar este aspecto fundamental del Discipulado, san Marcos, señala que los Discípulos le avisaron a Jesús. De esta manera se resalta que quien pretenda ser Discípulo de Jesús, tiene como primera tarea identificar las necesidades de la gente más desamparada y presentárselas al Maestro. Si previamente se había señalado que la misión de los Discípulos era ser pescadores de hombres, es decir, trabajar a favor de la vida de las personas, ahora se concretiza al estar atentos ante el sufrimiento de aquella mujer.

La suegra de Pedro que vivía postrada y sin fuerzas, recupera su salud gracias a la iniciativa de aquellos recién llamados, así como por la intervención sanadora de Jesús. Un bienestar que va más allá de la lozanía corporal y que más bien puede concebirse como una especie de rehabilitación, pues de estar postrada es reincorporada.

Los Discípulos seguirán tomando en serio su misión pues buscan a Jesús en cualquier rincón que se esconda, con tal de exponerle las necesidades de las personas. Sin embargo, tienen mucho que aprender aún, pues los Discípulos piensan que Jesús debe atender a quienes lo buscan, pero Él les contesta y les enseña que son ellos quienes deben socorrer a los que lo necesitan. Esa es la nueva dinámica del Reino que aquellos hombres y mujeres, Discípulos de Jesús, tendrán que ir aprendiendo para que la atención y cuidado abarque a todos y sean transformadores, pero sobre todo y especialmente, hacia los más indefensos y excluidos.

En el Evangelio de este domingo, se nos presenta a Jesús, nuestro único Salvador y Maestro, cuando, siendo aún de madrugada y estando todavía muy oscuro, se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar.

Nosotros tendríamos que asumir una actitud semejante a la del Señor, y dedicarle un tiempo suficiente, cada día, para estar con Dios en la oración.

Dijo santa Teresa de Calcuta: Si buscas a Dios y no sabes cómo empezar, aprende a orar y tómate la molestia de orar todos los días.

ORACIÓN: Te rogamos, Señor, que guardes con incesante amor a tu familia santa, que tiene puesto su apoyo sólo en tu gracia, para que halle siempre en tu protección su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.