
Toño Ixtláhuac encabeza el aniversario 272 del natalicio de Don Miguel Hidalgo en la escuela que lleva el nombre del padre de la patria.
Héroica, Zitácuaro. _ El municipio de Zitácuaro, fiel a su compromiso con la preservación de la memoria histórica, llevó a cabo una ceremonia especial en la escuela de la colonia Las Peñitas para conmemorar el 272 aniversario del nacimiento de Miguel Hidalgo y Costilla. El evento, presidido por el alcalde Toño Ixtlahuac, contó con la presencia de regidores, el síndico y diversos funcionarios municipales, quienes se unieron para recordar el legado del Padre de la Patria y su impacto en la lucha por la independencia de México.
Durante la ceremonia, el cronista de la ciudad, Servando Rueda, compartió una detallada semblanza de la vida de Hidalgo, resaltando aspectos clave de su trayectoria. Nació el 8 de mayo de 1753 en Pénjamo, Guanajuato, en una familia con recursos suficientes para brindarle una educación sólida. En su juventud, estudió en el Colegio de San Nicolás, donde adquirió conocimientos que posteriormente aplicó en beneficio de la población.
Siendo sacerdote en Dolores, Hidalgo no solo ejerció su ministerio religioso, sino que también se convirtió en un impulsor del desarrollo social y económico de la comunidad. Enseñó a los habitantes técnicas agrícolas avanzadas, fomentó el trabajo artesanal y promovió la producción local, mostrando su sensibilidad hacia las condiciones de vida de los sectores más desprotegidos.
La ceremonia también sirvió para recordar el papel fundamental de Hidalgo en el inicio de la lucha por la independencia de México. En 1809, se unió a una sociedad secreta en Valladolid (hoy Morelia) que buscaba la autonomía de la Nueva España frente al dominio español. Un año después, el 16 de septiembre de 1810, lanzó el famoso Grito de Dolores, llamando al pueblo a levantarse en armas contra el gobierno virreinal. Este hecho marcó el inicio de una guerra que cambiaría para siempre el rumbo de la nación.
A lo largo de su lucha insurgente, Hidalgo encabezó batallas fundamentales, promovió ideales de justicia e igualdad y se convirtió en un símbolo de resistencia. Sin embargo, su campaña se vio truncada en 1811 cuando fue capturado por las tropas realistas y llevado a Chihuahua, donde fue juzgado y condenado a muerte. Su ejecución se llevó a cabo el 30 de julio de ese año, y su cabeza, junto con las de otros líderes insurgentes, fue expuesta en la Alhóndiga de Granaditas como un intento de escarmiento para los revolucionarios.
A pesar de su trágico desenlace, el legado de Hidalgo permanece vivo en la historia y el espíritu del pueblo mexicano. En 1824, con la consolidación de la República Mexicana, fue reconocido como el Primer Insurgente, y su figura se convirtió en un referente del movimiento independentista. Hoy, su memoria es honrada en múltiples lugares del país, incluyendo el estado de Hidalgo y la ciudad de Dolores.